miércoles, 17 de septiembre de 2014

Mareo Socialista (Publicado en Tal Cual y RunRunes)

Que el chavismo no es monolítico lo sabemos desde hace tiempo.  La alianza oficialista está compuesta de factores diversos: comunistas ortodoxos, militaristas clásicos, agentes cubanos, oportunistas de oficio y pare usted de contar.  Sin embargo, lo heterogéneo en el chavismo se oculta tras un manto de supuesta disciplina que en realidad resulta más del dominio absoluto del PSUV en lo que denominan el Polo Patriótico.

Episodios de divergencias se ven de vez en cuando.  Una de las primeras fue el fracaso de Chávez en construir un partido único, a la usanza comunista, cuando precisamente el PCV y un grupo de partidos rechazaron la invitación a fusionarse.  Luego ha habido críticas, muy tímidas, a políticas puntuales del gobierno.  De modo que hasta en el seno de la revolución la disidencia es un hecho que celebramos, no porque debilite al adversario, sino porque manifiesta que un destello del espíritu democrático venezolano vive incluso en quienes adelantan un proyecto profundamente autoritario desde el poder.

Un grupo en particular que ha hecho olas en los últimos tiempos es la Marea Socialista, facción del PSUV en cuyas filas se reconocen actores como Nicmer Evans y Ana Elisa Osorio, otrora ministra de Chávez.  Las críticas de este grupo han ido escalando y se recogen semanalmente en los pocos medios críticos que quedan.  El suyo no es un planteamiento reformista, todo lo contrario.  Plantean que el remedio al chavismo es más chavismo.

Marea Socialista ha realizado un ramillete de denuncias en las últimas semanas.  Declararon que “la revolución no puede ser militarista”.  Manifestaron su inconformidad con el método de elección de los delegados al Congreso del PSUV.  Rechazaron un desfalco de 259 mil millones de dólares en quince años por sobrefacturación de importaciones y otros guisos cambiarios.  Alertaron que en la JPSUV, agrupación juvenil del partido de gobierno, no hay democracia interna sino dedazos e imposiciones.  Denunciaron que el Cencoex oculta datos de las divisas otorgadas.  Rechazaron que “los ideales del socialismo se están asfixiando” en el actual gobierno.  Lanzaron campañas contra lo que llaman la privatización de CITGO.  Censuraron el clientelismo.

En boca de Nicmer Evans han salido otros tantos pronunciamientos contra la corrupción, la inflación, las presiones de la cúpula del PSUV a los nuevos dueños de los medios de comunicación para que censuren a Marea Socialista, casos de hackeo, insultos y amenazas, la impunidad.  Declaraba el politólogo Evans que “es un error del gobierno criminalizar y perseguir al chavismo crítico”.

¿Qué solución propone Marea Socialista a la crisis? Más socialismo.  En una oportunidad plantearon monopolizar el comercio exterior y nacionalizar la banca.  Ahora llaman a una “intervención” y a una auditoría pública con participación ciudadana ante la inacción del BCV, la FGR, AN y el Presidente.  Con un desesperado “Chávez, ¡cuánta falta haces!” plantean profundizar el control de cambio, diciendo que el problema no es el mecanismo sino los encargados de su aplicación.  Defienden a ultranza el modelo, lo suyo es personal.

Detrás del tono crítico y la manifestación disidente, sin embargo, se esconde el libreto más trillado del comunismo, que reza algo como “este no es el socialismo (comunismo) de verdad, es una desviación.  El de verdad sí es bueno, sí funciona”.  Lo aplicaron los comunistas al quedar desnudos ante los horrores de Stalin, también ante el desmoronamiento del “socialismo real” y la caída del comunismo.  Es una gran estafa.  El legado del comunismo y de sus alias “suaves” como el socialismo marxista está a la vista: miseria, pobreza, colas, hambre, corrupción, represión, autoritarismo.  La esclavitud del hombre.  Basta revisar la historia de la Unión Soviética, de Cuba, de Corea del Norte.

También resulta estruendoso el ruido de la incoherencia.  Un ruidoso “¡¿Ahora sí?!” ante las críticas.  Que la revolución es militarista lo sabemos desde hace 22 años, cuando Chávez surgió en un sangriento golpe de Estado y se puso al frente de un proceso, en primer lugar, como jefe militar, en medio un grotesco culto a la personalidad.  La corrupción desmedida ha sido una constante que se ha llevado por los cachos a todos los demás casos juntos en nuestra historia.  Lo mismo el autoritarismo, el clientelismo, las presiones a los medios, las amenazas, la impunidad, la persecución, el chantaje.  ¿Ahora sí? ¿Porque les afecta a ellos?

Marea Socialista ha dejado claro que su problema es con las personas, no con el modelo.  Lo suyo es una rencilla con Nicolás Maduro, no con el socialismo.  Son coautores y copartícipes de la estafa, patrocinantes del modelo fracasado que acaba con el país.  Son cómplices de la ruina de la Nación.

De modo que no pueden ser aliados del cambio quienes sólo quieren profundizar y radicalizar lo que nos trajo a todo esto: los controles, el estatismo asfixiante, la anulación del ciudadano.  El cambio es lo distinto, otra propuesta, otra visión y modelo para que Venezuela avance.  Ese cambio viene de la mano del progreso, de una alternativa que ponga primero a los venezolanos y cuyo norte sea un Estado al servicio del pueblo, nunca al revés, con una economía productiva y un sector privado robusto, con un Estado que garantice realmente los derechos y la inclusión sin chantajes.  No es profundizar el desastre sino cambiar radicalmente el rumbo.  Esa es la verdad, lo demás es un mareo socialista.

@danielfermin

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