miércoles, 24 de septiembre de 2014

Fermín: Más de mil millones malgastados en la reconstrucción de Parque Central

Fermín: "El gobierno lleva 10 años reconstruyendo las Torres de Parque Central" (RunRunes)


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Desde las adyacencias de las Torres de Parque Central, el Secretario Adjunto de Organización de Primero Justicia en Caracas, Daniel Fermín denunció, este miércoles, el despilfarro de dinero que hizo el gobierno con la reconstrucción de dichas Torres.
“El Gobierno tiene más de 10 años reconstruyendo las Torres de Parque Central. Cuando se inicio el proyecto de reconstrucción, en el año 2004,  tenía un costo de 120 millones de bolívares y actualmente tiene un valor de 915 millones de bolívares, los cuales se han aprobado, pero aún no se ha culminado la obra”.
En ese sentido el dirigente de la tolda amarilla se preguntó ¿Qué ha hecho el Gobierno con todo los millones que se aprobaron para la reparación de las Torres?.  Van 10 años reconstruyendo una obra, la cual originalmente se construyó en 5 años con menos tecnología y con menos inversión.
Fermín sostuvo que el Gobierno ha anunciado en 8 oportunidades la entrega del proyecto de Parque Central: Primero anunció que sería para el año 2006 y ahora la entrega será para el año 2016.
“Hasta cuando este Gobierno seguirá engañando al pueblo, anuncian en cadena nacional que finalizarán las obras incumplidas, aprueban nuevos presupuestos y no hacen más nada, ya basta de tanta burla hacia los venezolanos”.
El dirigente de Primero Justicia exigió a la Contraloría General de la República, a la  Cámara del Municipio Libertador y al Cabildo Metropolitano de Caracas para que abrán una investigación sobre el dinero aprobado para la reparación de estos dos edificios y le den respuesta a los habitantes de Caracas.
Por último, Fermín llamó a los venezolanos a unificarse y consolidar una gran mayoría, “desde Primero Justicia queremos recordarle a todos los venezolanos que seguiremos en las calles defendiendo sus derechos y exigiéndole al Gobierno Nacional que cumpla con sus funciones”.
Recordemos que el domingo 17 de octubre de 2004, a las 00:05 am., se inicio el incendio en el piso 34 de la Torre Este de Parque Central, el cual siguió sin control hasta el piso 56. Bomberos de Caracas trabajaron durante más de 15 horas para sofocar el fuego. Pero en noviembre del año 2012 otro incendio se registró en el piso 11 de la Torre Oeste. No hubo lesionados y los bomberos controlaron la situación. Y desde ese entonces los caraqueños esperan por la reconstrucción de la Torres de Parque Central.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Mareo Socialista (Publicado en Tal Cual y RunRunes)

Que el chavismo no es monolítico lo sabemos desde hace tiempo.  La alianza oficialista está compuesta de factores diversos: comunistas ortodoxos, militaristas clásicos, agentes cubanos, oportunistas de oficio y pare usted de contar.  Sin embargo, lo heterogéneo en el chavismo se oculta tras un manto de supuesta disciplina que en realidad resulta más del dominio absoluto del PSUV en lo que denominan el Polo Patriótico.

Episodios de divergencias se ven de vez en cuando.  Una de las primeras fue el fracaso de Chávez en construir un partido único, a la usanza comunista, cuando precisamente el PCV y un grupo de partidos rechazaron la invitación a fusionarse.  Luego ha habido críticas, muy tímidas, a políticas puntuales del gobierno.  De modo que hasta en el seno de la revolución la disidencia es un hecho que celebramos, no porque debilite al adversario, sino porque manifiesta que un destello del espíritu democrático venezolano vive incluso en quienes adelantan un proyecto profundamente autoritario desde el poder.

Un grupo en particular que ha hecho olas en los últimos tiempos es la Marea Socialista, facción del PSUV en cuyas filas se reconocen actores como Nicmer Evans y Ana Elisa Osorio, otrora ministra de Chávez.  Las críticas de este grupo han ido escalando y se recogen semanalmente en los pocos medios críticos que quedan.  El suyo no es un planteamiento reformista, todo lo contrario.  Plantean que el remedio al chavismo es más chavismo.

Marea Socialista ha realizado un ramillete de denuncias en las últimas semanas.  Declararon que “la revolución no puede ser militarista”.  Manifestaron su inconformidad con el método de elección de los delegados al Congreso del PSUV.  Rechazaron un desfalco de 259 mil millones de dólares en quince años por sobrefacturación de importaciones y otros guisos cambiarios.  Alertaron que en la JPSUV, agrupación juvenil del partido de gobierno, no hay democracia interna sino dedazos e imposiciones.  Denunciaron que el Cencoex oculta datos de las divisas otorgadas.  Rechazaron que “los ideales del socialismo se están asfixiando” en el actual gobierno.  Lanzaron campañas contra lo que llaman la privatización de CITGO.  Censuraron el clientelismo.

En boca de Nicmer Evans han salido otros tantos pronunciamientos contra la corrupción, la inflación, las presiones de la cúpula del PSUV a los nuevos dueños de los medios de comunicación para que censuren a Marea Socialista, casos de hackeo, insultos y amenazas, la impunidad.  Declaraba el politólogo Evans que “es un error del gobierno criminalizar y perseguir al chavismo crítico”.

¿Qué solución propone Marea Socialista a la crisis? Más socialismo.  En una oportunidad plantearon monopolizar el comercio exterior y nacionalizar la banca.  Ahora llaman a una “intervención” y a una auditoría pública con participación ciudadana ante la inacción del BCV, la FGR, AN y el Presidente.  Con un desesperado “Chávez, ¡cuánta falta haces!” plantean profundizar el control de cambio, diciendo que el problema no es el mecanismo sino los encargados de su aplicación.  Defienden a ultranza el modelo, lo suyo es personal.

Detrás del tono crítico y la manifestación disidente, sin embargo, se esconde el libreto más trillado del comunismo, que reza algo como “este no es el socialismo (comunismo) de verdad, es una desviación.  El de verdad sí es bueno, sí funciona”.  Lo aplicaron los comunistas al quedar desnudos ante los horrores de Stalin, también ante el desmoronamiento del “socialismo real” y la caída del comunismo.  Es una gran estafa.  El legado del comunismo y de sus alias “suaves” como el socialismo marxista está a la vista: miseria, pobreza, colas, hambre, corrupción, represión, autoritarismo.  La esclavitud del hombre.  Basta revisar la historia de la Unión Soviética, de Cuba, de Corea del Norte.

También resulta estruendoso el ruido de la incoherencia.  Un ruidoso “¡¿Ahora sí?!” ante las críticas.  Que la revolución es militarista lo sabemos desde hace 22 años, cuando Chávez surgió en un sangriento golpe de Estado y se puso al frente de un proceso, en primer lugar, como jefe militar, en medio un grotesco culto a la personalidad.  La corrupción desmedida ha sido una constante que se ha llevado por los cachos a todos los demás casos juntos en nuestra historia.  Lo mismo el autoritarismo, el clientelismo, las presiones a los medios, las amenazas, la impunidad, la persecución, el chantaje.  ¿Ahora sí? ¿Porque les afecta a ellos?

Marea Socialista ha dejado claro que su problema es con las personas, no con el modelo.  Lo suyo es una rencilla con Nicolás Maduro, no con el socialismo.  Son coautores y copartícipes de la estafa, patrocinantes del modelo fracasado que acaba con el país.  Son cómplices de la ruina de la Nación.

De modo que no pueden ser aliados del cambio quienes sólo quieren profundizar y radicalizar lo que nos trajo a todo esto: los controles, el estatismo asfixiante, la anulación del ciudadano.  El cambio es lo distinto, otra propuesta, otra visión y modelo para que Venezuela avance.  Ese cambio viene de la mano del progreso, de una alternativa que ponga primero a los venezolanos y cuyo norte sea un Estado al servicio del pueblo, nunca al revés, con una economía productiva y un sector privado robusto, con un Estado que garantice realmente los derechos y la inclusión sin chantajes.  No es profundizar el desastre sino cambiar radicalmente el rumbo.  Esa es la verdad, lo demás es un mareo socialista.

@danielfermin

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Desmontando el sacudón (Publicado en Tal Cual y RunRunes)

Al final no dijo nada sobre cómo reactivar la producción, reducir la inflación y combatir la escasez.  Ya antes había hecho otro acto, también en cadena, en el que el país se quedó esperando un sacudón que, como tantas veces, terminó siendo el anuncio de un anuncio por venir.  En esta segunda edición, Nicolás Maduro se vio forzado a pronunciarse como respuesta a una crisis inocultable que tiene al país entero contra las cuerdas.  Es la peor de la historia reciente, producto del fracaso de un modelo hecho para el control político y social, que hace súbditos de los ciudadanos, al servicio de la maquinaria estatal y de los poderosos.

¿Qué dijo el presidente? En primer lugar pidió una revolución económica “para garantizar la estabilidad del país”, la misma que acabó la revolución tras quince años de caos e incertidumbre por diseño.  Propuso poner el Estado en manos del pueblo, y ya la propaganda oficial nos ha hecho saber en vallas, radio y televisión, quién es el fulano “pueblo” al que se refiere.  Volvieron los enroques y dividió los cambios en cinco grandes revoluciones dentro de la revolución.  Va más de una hora de cadena y aún los venezolanos no saben cómo el gobierno va a devolver los productos a los anaqueles y aliviar el costo de la vida.

Veamos con detenimiento las cinco revoluciones.  La primera, la revolución económica, habla de cambios productivos para lograr la Venezuela potencia, de la necesidad de diversificar la economía y de promover las exportaciones.  Dicen una cosa y hacen otra.  Hoy, producto de la revolución, Venezuela no produce nada excepto petróleo, y de este cada vez menos; dependemos más que nunca de la industria petrolera, por culpa de un gobierno que ha desoído una y mil veces el reclamo de la diversificación.  No es la primera vez que hablan de hacerlo, porque suena bonito, correcto, pero es mentira.  La promoción de las exportaciones es un chiste. ¿Exportar qué? Además, recordamos bien que apenas la semana pasada el gobierno anunciaba la prohibición de exportar más de 20 rubros.

Ese era el plato fuerte.  Tal vez deba llevar signos de interrogación.  Analicemos las otras revoluciones.  La revolución del conocimiento dice centrarse en la ciencia, la tecnología y la cultura, precisamente las primeras sacrificadas en revolución.  Pregúntenle a los investigadores de nuestros institutos científicos y a los promotores culturales.  La tercera revolución es la de las misiones sociales, con el propósito de integrarlas.  Para nadie es un secreto que la mayoría está inoperante, el problema no es de integración.  La revolución política del Estado, la cuarta que propuso, repite aquello de acercar el poder al pueblo (recordemos quién monopoliza el término en las vallas de nuestras carreteras) y, finalmente, la revolución del socialismo territorial enciende una y mil alarmas, ya que busca profundizar el modelo comunal (comunista) que viola la Constitución y promover el ecosocialismo, chiste cruel que trae recuerdos del derrame petrolero en el Guarapiche y la instalación de concreteras en las áreas verdes de Caracas.

Desvarió sobre economía, vendiendo la tarjeta de racionamiento electrónica como un “premio al pueblo”.  Lo desprecia.  Dijo que el captahuellas de racionamiento tiene apoyo popular, cuando más de 83% lo rechaza, de acuerdo a un flash de Hercon.

Va más de hora y media y no hay rectificación ni cambio de rumbo.  Crea ahora los Consejos Presidenciales de Gobierno Popular.  Más burocracia, es un fetiche insoportable ya del militarismo rojo.  Apunta, dice, a la participación de las comunas y los movimientos sociales de mujeres, juventud, trabajadores, pueblos indígenas, campesinos y pescadores y sectores culturales.  Estos consejos tendrán, no faltaba más, “estructura de mando”.  El fetichismo de la burocracia en función, así lo dijo, de “tener patria definitivamente”.  Pensé que ya la teníamos.

¿Número de ministerios antes del sacudón? 32.  ¿Después? Al menos 25, más 6 nuevas vicepresidencias y una Autoridad Única de Trámites y Permisología, sin contar los viceministerios.  Enroques y fusiones dejan intacta la estructura amorfa, fofa y sobredimensionada del Estado.  Chávez vive, en PDVSA.  Ramírez viajará.

Habla Maduro de herencias del Estado burgués.  La verdad es que la herencia es de Chávez, que inició reclamando en 1999 que 14 ministerios eran demasiados y terminó rompiendo récords y llevándolos a 32, con 107 viceministerios.  Sigue Maduro, ahora llamando a la “sencillez, humildad y honestidad” de sus ministros.  Sin comentarios.

Fueron tres horas y tres minutos.  Los venezolanos nos quedamos esperando en vano.  Hoy seguirán las colas, mañana la escasez, pasado el desabastecimiento.  La angustia por conseguir útiles escolares para el inicio de clases y regalos para diciembre.  Por la leche, el aceite, la harina, el jabón.  Llegó Cuba, sin intención de irse, no mientras ellos gobiernen.  Nada sobre inflación, escasez, producción.  Nada sobre el BCV y su infame secreto sumarial que, lejos de cubrir la crisis, la confirma.  Siguen tapando el fracaso del modelo, la corrupción que enriqueció grotescamente a la camarilla roja y verde oliva mientras la canasta básica supera el ingreso familiar de los comunes. 

Insultan la inteligencia del venezolano, le dicen que el bodeguero que tiene 10 latas de leche es el culpable de que no se consiga, mientras patrocinan el negocio pesado de los peces gordos: contrabando, narcotráfico, empresas de maletín, contratos chimbos.  No dictó medidas económicas, se hace el ciego a la crisis, que inevitablemente va a empeorar.  No hay cambio, apuesta por radicalizar y profundizar el modelo fallido.  Al final, paga el pueblo las fechorías de una pandilla que no merece gobernar.  Pero no por hacerse el sordo desaparece la crisis, la tragedia de 30 millones, un descontento que hierve en cada cola bajo el sol y supura con cada “no hay” en la farmacia, con cada abuso y atropello, con cada nota de sucesos.  Paga el pueblo, pero lo va a cobrar.  Al final, el sacudón se lo daremos los venezolanos a tanta podredumbre.


@danielfermin