Caracas,
23 de octubre de 2014
Estimadas Autoridades Universitarias,
profesores, familiares y amigos,
Queridos compañeros,
Queridos compañeros,
Me siento honrado de hablarles hoy en
representación de la I Cohorte del Diplomado de Liderazgo Social y Político de
la Universidad Metropolitana.
I
Venezuela
atraviesa hoy una crisis profunda, la peor de nuestra historia reciente: la escasez y el desabastecimiento cruzaron del mercado a la farmacia,
poniendo en riesgo la vida de millones; la violencia sigue allí, incólume,
diezmando a nuestra juventud; el año escolar arrancó con el mismo déficit de
escuelas y los mismos salarios de hambre para los educadores; el empleo es
insuficiente y precario; la vivienda continúa siendo un drama para la clase
media y los sectores populares; los hospitales operan en condiciones
deplorables; las misiones sociales están desmontadas; la inflación sigue su
marcha invicta; los derechos políticos
están cada vez más constreñidos.
Los venezolanos nos enfrentamos día a
día a una realidad signada por la conflictividad, el enfrentamiento, la
desconfianza y la anomia.
II
Ante esta situación tan grave, existe
una juventud inquieta e inconforme, interesada, más que generaciones pasadas,
en lo público, en lo colectivo, en lo social.
En lo político, pues. Principales
víctimas de la falta de oportunidades, del detenimiento de la movilidad social,
de la violencia, el desempleo y el empleo precario, de la crisis de vivienda, muchos
de esos jóvenes sólo han conocido este modelo, esta manera de hacer las
cosas. Aún así, hay en ellos un impulso
poderoso al reclamo y una poderosa fuerza de esperanza signada por la voluntad
de cambio y de progreso.
III
Fue con esa juventud en mente, de ímpetu
caudaloso, que un grupo de venezolanos de bien promovió este Diplomado,
preocupados por la formación del liderazgo emergente y empeñados tercamente en
alentar una nueva dinámica que permita encauzar el país hacia el desarrollo
pleno y la superación de tantas rémoras, algunas de décadas. Y lo hicieron en momentos en que el aspecto
formativo había sido dejado de lado por unas instituciones que, debilitadas,
enfocaban su atención en otras áreas. Así
fue como el doctor Werner Corrales y Tayna Miquilena concibieron y
desarrollaron esta idea que hoy vemos cristalizada con este acto de
graduación. Para ellos pido un aplauso
como muestra de nuestro reconocimiento y agradecimiento eterno, no sólo por
hacer realidad el Diplomado, sino por permitirnos, a todos, cursarlo sin el peso
añadido de alguna carga económica.
Nuestro agradecimiento igualmente a la
Universidad Metropolitana, al rector Sharifker y al profesor Vallés, por
brindar, más que sus instalaciones, su prestigio y excelencia a este Diplomado
y por apostar de manera responsable y valiente a este proyecto que para muchos
resultaría incómodo en los tiempos que corren.
Durante tres trimestres emprendimos una
aventura, como toda primera cohorte, y en ese camino –retador, complejo –
estuvo en todo momento el profesor Ysrrael Camero como garante de la excelencia
académica, de la participación y de que todo marchara de la mejor manera. Nuestro reconocimiento y agradecimiento
también para Ysrrael que, además de excelente profesor y baquiano en todo el
proceso sociohistórico venezolano, fue el timonel que mantuvo el barco del
Diplomado por buen camino a pesar de las turbulencias.
En los salones de esta Universidad nos
reunimos, todos los viernes y sábados (incluido un sábado antes de las
elecciones del 8D en la que muchos teníamos responsabilidades directas),
personas de distintas procedencias y pareceres: líderes estudiantiles y
partidistas, jóvenes independientes, líderes sociales y de ONG, jóvenes
disidentes. Personas familiarizadas con
las ciencias sociales y otras provenientes de llamadas ciencias duras. Profesionales y estudiantes, y estudiantes
que se convirtieron en profesionales a lo largo de estos tres trimestres. Jóvenes de distintos estratos y actividades. Gente más conservadora y gente más
progresista. Algunos que llegaron solos
y otros en grupo, de la mano de creyentes de esta iniciativa como Gabriel y
Boris. Esa diversidad fue, sin duda, un
factor que enriqueció al máximo la experiencia de esta Cohorte que hoy se
gradúa.
Atravesamos momentos difíciles, como las
protestas estudiantiles y de calle del mes de febrero, que nos hicieron más
conscientes de nuestras diferencias y que tuvieron por protagonistas a muchos
de los compañeros que están aquí y a otros que, pese a no estar, formaron parte
de este grupo y siguen haciéndolo.
A pesar de todo, supimos mantener la
vista en la pelota y ver el panorama completo, más allá de lo inmediato. Nos mantuvimos comprometidos con nuestra
formación, en aras de poder aportar más a un país que necesita urgentemente el
concurso de personas capaces. Formamos
un espíritu de cuerpo forjado entre lecturas y asignaciones, pero también en la
informalidad de un grupo cada vez más integrado. Creamos una RED, con el compromiso de
fortalecerla y, ahora como Egresados, convertirla en un vehículo para seguir
promoviendo la formación y el avance del liderazgo emergente. Por esa red agradecemos al profesor Gerardo
González toda su guía.
En una ocasión nos tocó a Kizzy y a mí
ir a un programa de radio, como voces de dos maneras distintas de ver las cosas
y, fuera del aire, el presentador nos increpó, casi molesto, que por qué no
peleábamos, que parecíamos estar de acuerdo en casi todo. Y es que, más allá de las militancias
partidistas y los compromisos políticos, hay una generación que cree en la
UNIDAD, en una unidad más allá de lo electoral y más allá de las tendencias
políticas. Los jóvenes estamos unidos en
la idea de un mejor país.
IV
Allí, los retos que tenemos son
enormes. Esta generación, toda esta
generación que le tocó vivir esta Venezuela, desde el más joven hasta el mayor, tiene la responsabilidad de lograr el cambio y la unión de todos los
venezolanos, de promover la reconciliación y el avance. El Diplomado nos enseñó el tamaño de nuestro
compromiso histórico: La superación del Rentismo, que ha castrado las
potencialidades económicas del país. Del
Clientelismo, cáncer que desangra el erario público y,
como grotesca garrapata, engorda una administración ya fofa, lenta y amorfa,
gemelo de la corrupción e hijo del
modelo rentista. La superación de la
pobreza, la importancia de creer en los venezolanos y en la gente de
trabajo. Cambiar la forma de hacer las
cosas, de llevar el liderazgo, de ejercer la política recuperando su perfil
como labor pedagógica y apostolado de las causas democráticas. Sustituir la rosca por la participación, la
pantalla por el trabajo, la piratería por la excelencia.
V
A mis
compañeros, hoy amigos, les agradezco la oportunidad de decir estas
palabras. A nuestros profesores, a
todos, nuestro agradecimiento por su invaluable aporte. Han tocado muchas vidas, y han cambiado
muchas vidas, no sólo en lo personal, en el plano individual, sino en el
corazón de las instituciones que representamos y cuyas dinámicas se ven hoy
influenciadas y enriquecidas por lo que hemos aprendido en este Diplomado.
Los que
salimos seguiremos ejerciendo nuestro liderazgo, creciendo, comprometidos con
la causa colectiva que representa la reconstrucción de la República, de la
democracia, de la justicia y la libertad.
A los que
llegan, a los que se incorporan a la II Cohorte, les deseamos mucho éxito. Aprovechen al máximo la experiencia,
empápense en ella, y cuenten con nosotros.
En nombre
de la I Cohorte del Diplomado de Liderazgo Social y Político, no me queda sino
despedirme agradeciéndoles nuevamente a todos y reiterando nuestro compromiso
de lucha por llevar a Venezuela al desarrollo y el progreso, con inclusión y en
libertad.
Muchas
gracias.
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