jueves, 30 de octubre de 2014

El Estado secuestrado (Publicado en Tal Cual y RunRunes)

El Estado venezolano se parece muy poco al perfil que le dibuja la Constitución.  Como si se tratase de una oferta engañosa en los clasificados de inmuebles y automóviles o en los sitios web para encontrar parejas, el Estado se vende de una manera y resulta de otra, radicalmente distinta y, hay que decirlo, inferior.

¿Qué dice la Constitución? Desde su adornado Preámbulo, el librito azul habla de un “Estado de Justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común…”.  El Artículo 2 describe un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”, cuyos valores fundamentales son “la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y… la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.

El siguiente, el Artículo 3, define los fines esenciales del Estado como “la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución”.  90-60-90.  Como nuevo.

¿Para qué sirve hoy el Estado? Lejos de ceñirse a los preceptos constitucionales, el Estado y sus instituciones están secuestrados por las agendas personales y partidistas.  Lo que hay es un Estado para la acumulación y conservación de los privilegios, para la corrupción, el peculado de uso y los negocios.  La privatización del Estado como mina personal, como hacienda de camarillas, para explotarla de la manera más voraz y veloz posible, mientras dure.

Existe un Estado captivo del clientelismo en su forma más clásica.  Se trata de acceder al poder para engordar la nómina oficial con los amigos y la familia, para “ayudar” a los colaboradores.  Es llegar para darle una trinchera financiera al partido, es la cuota, el diezmo para agradecer y, sobre todo, para que nunca olviden los funcionarios que están allí que se deben a un partido y que nada tienen que ver las propuestas y cualidades personales de quien llegó a un cargo que fácilmente podía haber ocupado otro.  Ese es el dogma.

Tenemos un Estado para la persecución, para la revancha y para sacarse espinas.  Para ello montan gobiernos paralelos que superan en presupuesto a los electos por voluntad popular, usan los órganos legislativos para amenazar, chantajear, extorsionar.  Politizan la justicia, afilan la Contraloría como arma.  Utilizan las instituciones fiscales como policía política y los medios oficiales como tribunal.

Hay un Estado al servicio de la promoción personal, de la propaganda, de la pantallería.  Siempre pensando en el próximo paso, no de la política pública ni del modelo de administración, sino del personaje que ostenta el cargo.  Es la campaña permanente, legado indiscutible de Chávez.  El proselitismo sustituyó a la política.  ¿Cuándo trabajan? ¿Cuándo se encargan de todo lo que han prometido resolver si lo suyo es la perpetua propaganda?

Esta concepción del Estado es muy grave porque deja de lado lo realmente importante.  En nada sirve a los intereses de la ciudad, del país, a los problemas de la gente.  Nada hace para encarar los enormes desafíos que enfrentamos como Nación.

Asistimos al reemplazo del gobierno por la farándula política.  Por la más mínima nimiedad se hace un acto televisado y, muchas veces, encadenado.  Pintar una pared, barrer una calle, todo se convierte en parte del reality show cuya finalidad es exaltar la personalidad del hombre bueno que “no tiene asco de abrazar a uno los viejitos”, como reza una cuña, y por cuya gracia (“suya de él”, no del Estado que representa) la gente puede comer, leer, dormir, según sea el caso.

Este modelo de Estado es insostenible y nos desintegra como Nación.  Cada quien pendiente de su parcela, de acumular más y más.  Crece así lo sectario y lo faccionario frente a lo colectivo y lo compartido.  Lo que hace el gobierno nacional se reproduce aguas abajo y, así, el Estado todo adopta una dinámica esquizofrénica que hunde al país más y más en el pantano.

Los venezolanos comprometidos con el cambio debemos prestar atención a estos asuntos de manera urgente.  Si queremos que el cambio sea real, verdadero, que vaya más allá de las caras y los colores de camisa, hay que atender esta crisis y ponerle el cascabel al gato, aunque eso signifique parar, en el momento del disfrute, los privilegios y demás desviaciones de estar “en la buena”.

Tenemos que recuperar el foco de un Estado que ni es de justicia, ni es federal ni es descentralizado, que nada hace por la paz, que lesiona la libertad, que atenta contra el bien común y el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la igualdad y la justicia social.  Un Estado contrario a la democracia, al ordenamiento jurídico, a los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.  Un Estado que pisotea la dignidad humana, irrespeta la voluntad popular e incita a la violencia.  Un Estado antítesis de la prosperidad y del bienestar del pueblo.

Rescatar ese Estado secuestrado es una condición ineludible para la recuperación de la República y el avance del pueblo venezolano.

@danielfermin

domingo, 26 de octubre de 2014

sábado, 25 de octubre de 2014

Discurso de graduación del Diplomado de Liderazgo Social y Político de la Universidad Metropolitana



Discurso de graduación
Diplomado de Liderazgo Social y Político
Universidad Metropolitana

Caracas, 23 de octubre de 2014

Estimadas Autoridades Universitarias, profesores, familiares y amigos,
Queridos compañeros,

Me siento honrado de hablarles hoy en representación de la I Cohorte del Diplomado de Liderazgo Social y Político de la Universidad Metropolitana. 

I

Venezuela atraviesa hoy una crisis profunda, la peor de nuestra historia reciente: la escasez y el desabastecimiento cruzaron del mercado a la farmacia, poniendo en riesgo la vida de millones; la violencia sigue allí, incólume, diezmando a nuestra juventud; el año escolar arrancó con el mismo déficit de escuelas y los mismos salarios de hambre para los educadores; el empleo es insuficiente y precario; la vivienda continúa siendo un drama para la clase media y los sectores populares; los hospitales operan en condiciones deplorables; las misiones sociales están desmontadas; la inflación sigue su marcha invicta; los derechos políticos están cada vez más constreñidos.

Los venezolanos nos enfrentamos día a día a una realidad signada por la conflictividad, el enfrentamiento, la desconfianza y la anomia.

II

Ante esta situación tan grave, existe una juventud inquieta e inconforme, interesada, más que generaciones pasadas, en lo público, en lo colectivo, en lo social.  En lo político, pues.  Principales víctimas de la falta de oportunidades, del detenimiento de la movilidad social, de la violencia, el desempleo y el empleo precario, de la crisis de vivienda, muchos de esos jóvenes sólo han conocido este modelo, esta manera de hacer las cosas.  Aún así, hay en ellos un impulso poderoso al reclamo y una poderosa fuerza de esperanza signada por la voluntad de cambio y de progreso.

III

Fue con esa juventud en mente, de ímpetu caudaloso, que un grupo de venezolanos de bien promovió este Diplomado, preocupados por la formación del liderazgo emergente y empeñados tercamente en alentar una nueva dinámica que permita encauzar el país hacia el desarrollo pleno y la superación de tantas rémoras, algunas de décadas.  Y lo hicieron en momentos en que el aspecto formativo había sido dejado de lado por unas instituciones que, debilitadas, enfocaban su atención en otras áreas.  Así fue como el doctor Werner Corrales y Tayna Miquilena concibieron y desarrollaron esta idea que hoy vemos cristalizada con este acto de graduación.  Para ellos pido un aplauso como muestra de nuestro reconocimiento y agradecimiento eterno, no sólo por hacer realidad el Diplomado, sino por permitirnos, a todos, cursarlo sin el peso añadido de alguna carga económica.

Nuestro agradecimiento igualmente a la Universidad Metropolitana, al rector Sharifker y al profesor Vallés, por brindar, más que sus instalaciones, su prestigio y excelencia a este Diplomado y por apostar de manera responsable y valiente a este proyecto que para muchos resultaría incómodo en los tiempos que corren. 

Durante tres trimestres emprendimos una aventura, como toda primera cohorte, y en ese camino –retador, complejo – estuvo en todo momento el profesor Ysrrael Camero como garante de la excelencia académica, de la participación y de que todo marchara de la mejor manera.  Nuestro reconocimiento y agradecimiento también para Ysrrael que, además de excelente profesor y baquiano en todo el proceso sociohistórico venezolano, fue el timonel que mantuvo el barco del Diplomado por buen camino a pesar de las turbulencias.

En los salones de esta Universidad nos reunimos, todos los viernes y sábados (incluido un sábado antes de las elecciones del 8D en la que muchos teníamos responsabilidades directas), personas de distintas procedencias y pareceres: líderes estudiantiles y partidistas, jóvenes independientes, líderes sociales y de ONG, jóvenes disidentes.  Personas familiarizadas con las ciencias sociales y otras provenientes de llamadas ciencias duras.  Profesionales y estudiantes, y estudiantes que se convirtieron en profesionales a lo largo de estos tres trimestres.  Jóvenes de distintos estratos y actividades.  Gente más conservadora y gente más progresista.  Algunos que llegaron solos y otros en grupo, de la mano de creyentes de esta iniciativa como Gabriel y Boris.  Esa diversidad fue, sin duda, un factor que enriqueció al máximo la experiencia de esta Cohorte que hoy se gradúa.

Atravesamos momentos difíciles, como las protestas estudiantiles y de calle del mes de febrero, que nos hicieron más conscientes de nuestras diferencias y que tuvieron por protagonistas a muchos de los compañeros que están aquí y a otros que, pese a no estar, formaron parte de este grupo y siguen haciéndolo. 

A pesar de todo, supimos mantener la vista en la pelota y ver el panorama completo, más allá de lo inmediato.  Nos mantuvimos comprometidos con nuestra formación, en aras de poder aportar más a un país que necesita urgentemente el concurso de personas capaces.  Formamos un espíritu de cuerpo forjado entre lecturas y asignaciones, pero también en la informalidad de un grupo cada vez más integrado.  Creamos una RED, con el compromiso de fortalecerla y, ahora como Egresados, convertirla en un vehículo para seguir promoviendo la formación y el avance del liderazgo emergente.  Por esa red agradecemos al profesor Gerardo González toda su guía.

En una ocasión nos tocó a Kizzy y a mí ir a un programa de radio, como voces de dos maneras distintas de ver las cosas y, fuera del aire, el presentador nos increpó, casi molesto, que por qué no peleábamos, que parecíamos estar de acuerdo en casi todo.  Y es que, más allá de las militancias partidistas y los compromisos políticos, hay una generación que cree en la UNIDAD, en una unidad más allá de lo electoral y más allá de las tendencias políticas.  Los jóvenes estamos unidos en la idea de un mejor país.

IV

Allí, los retos que tenemos son enormes.  Esta generación, toda esta generación que le tocó vivir esta Venezuela, desde el más joven hasta el mayor, tiene la responsabilidad de lograr el cambio y la unión de todos los venezolanos, de promover la reconciliación y el avance.  El Diplomado nos enseñó el tamaño de nuestro compromiso histórico: La superación del Rentismo, que ha castrado las potencialidades económicas del país.  Del Clientelismo, cáncer que desangra el erario público y, como grotesca garrapata, engorda una administración ya fofa, lenta y amorfa, gemelo de la corrupción e  hijo del modelo rentista.  La superación de la pobreza, la importancia de creer en los venezolanos y en la gente de trabajo.  Cambiar la forma de hacer las cosas, de llevar el liderazgo, de ejercer la política recuperando su perfil como labor pedagógica y apostolado de las causas democráticas.  Sustituir la rosca por la participación, la pantalla por el trabajo, la piratería por la excelencia.

V

A mis compañeros, hoy amigos, les agradezco la oportunidad de decir estas palabras.  A nuestros profesores, a todos, nuestro agradecimiento por su invaluable aporte.  Han tocado muchas vidas, y han cambiado muchas vidas, no sólo en lo personal, en el plano individual, sino en el corazón de las instituciones que representamos y cuyas dinámicas se ven hoy influenciadas y enriquecidas por lo que hemos aprendido en este Diplomado.

Los que salimos seguiremos ejerciendo nuestro liderazgo, creciendo, comprometidos con la causa colectiva que representa la reconstrucción de la República, de la democracia, de la justicia y la libertad.

A los que llegan, a los que se incorporan a la II Cohorte, les deseamos mucho éxito.  Aprovechen al máximo la experiencia, empápense en ella, y cuenten con nosotros.

En nombre de la I Cohorte del Diplomado de Liderazgo Social y Político, no me queda sino despedirme agradeciéndoles nuevamente a todos y reiterando nuestro compromiso de lucha por llevar a Venezuela al desarrollo y el progreso, con inclusión y en libertad.

Muchas gracias.





miércoles, 22 de octubre de 2014

Claro y raspao (Publicado en Tal Cual y RunRunes)

Un mes más.  Ese es el respiro que recibió Tal Cual en medio de una cuenta regresiva que mantenía a la Venezuela democrática en estado de angustia y tristeza.  El mes y la cuenta se refieren a la disponibilidad de papel para imprimir el periódico, que no posee rotativa propia, luego de que el grupo Últimas Noticias decidiera suspender el acuerdo de impresión y distribución que mantenía con el diario.

Tal Cual es la víctima más reciente del hostigamiento oficial a los medios de comunicación.  La prensa libre ha sido un blanco permanente de un régimen alérgico a toda crítica que cuestione el libreto cuidadosamente elaborado desde la mayor de las Antillas.

Se trata de una ofensiva brutal, que va más allá de la censura tradicional para adentrarse por caminos más sofisticados que pasan por, pero no se limitan a, la compra turbia de medios de comunicación (Globovisión, El Universal y, cómo no, el grupo Últimas Noticias) que incide directamente en violentos cambios de sus líneas editoriales para domesticarlas al discurso oficial, la autocensura inducida, la utilización de los tribunales para amenazar y perseguir a medios y periodistas, el acoso laboral a los trabajadores (¿Presidente obrero?) y, por supuesto, el chantaje del papel, más precisamente de la importación de papel en un país en el que, también, el papel se importa en medio de un modelo económico en el que no se produce nada.

La pretensión del gobierno es clara: lograr la hegemonía comunicacional.  No es un plan oculto ni secreto, sino una misión expresa que han plasmado en documentos oficiales, entre ellos el infame “Plan de la Patria” que han convertido en nuevo testamento chavista.

Nada de esto es nuevo.  Hay que recordar que Tal Cual y su “Hola Hugo” aparecen apenas tres meses después de que su editor y fundador fuese obligado a abandonar el vespertino El Mundo por presiones del gobierno.

A partir de esa famosa primera página, los editoriales de Tal Cual se convirtieron en referencia obligada de muchísimos venezolanos que los devoraban y asimilaban de tal manera que alguna vez, de modo crítico, me referí a ellos como “el evangelio según Petkoff”.  Y es que la influencia de Tal Cual como referencia del periodismo libre e independiente es innegable, tan así que el gobierno ha decidido atacarlo por todos los medios posibles.

Es inútil.  La pretensión hegemónica, la persecución a los medios, el acoso, el chantaje, el asedio.  De la historia aprendemos que la comunicación es una necesidad humana y que la censura es partera de nuevos medios de comunicación.  Así ha sido en el pasado, con radio bemba, así fue durante terribles guerras en las que se anotaban convocatorias y noticias dentro de las bolsas de papel de panaderías y negocios.  Así es hoy, en medio de la explosión de las redes sociales que el gobierno se muestra muy dispuesto a controlar y perseguir, pero igualmente inepto para hacerlo en un panorama que les resulta muy incómodo.  Allí Tal Cual también ha estado a la vanguardia, con una plataforma web y redes sociales que enriquecen y van más allá de lo que está impreso en papel.  En un mundo cambiante y frente a una realidad llena de obstáculos, el periodismo libre ha sabido cambiar con él y sortear todas las barreras, decidido a ganar la lucha contra el autoritarismo.

Tal Cual ha sido siempre un espacio de libertad.  Quien escribe publicó por vez primera en un impreso hace más de diez años en la sección de invitados que ofrece Tal Cual y más recientemente encontró en este periódico las puertas abiertas tras ser censurado en otro diario, al que el gobierno le echó guante.

Las páginas, web y redes de Tal Cual están llenos de análisis, de opinión, de artes.  Eso se valora en momentos en los que la militarada pareciera declarar una guerra al pensamiento.  Tal Cual seguirá, como seguirán los medios realmente comprometidos con la democracia y la libertad.  Mes a mes, no lo sabemos, pero firme en seguir elevando la voz, como siempre lo ha hecho, claro y raspao.

Nuestro abrazo solidario y apoyo a Tal Cual, a su editor, periodistas y trabajadores.  Fuerza.

 

@danielfermin

miércoles, 15 de octubre de 2014

Batallones de milicias juveniles (Publicado en Tal Cual y RunRunes)

Imaginemos por un momento a la Mesa de la Unidad Democrática, o a alguno de los partidos que la integran, anunciando la creación de batallones de milicias juveniles.  Inmediata sería la persecución de las autoridades, con cárcel para los involucrados, allanamientos y denuncias de los voceros rojos censurando el terrorismo de la oposición.  Es un ejercicio absurdo, pues en la alternativa democrática no hay lugar para ese tipo de  propuestas, de claro corte fascista.
Sin embargo, ese es exactamente el anuncio que ha realizado el Partido Socialista Unido de Venezuela esta semana: la creación de batallones de milicias juveniles dentro del partido de gobierno, que conviertan a la juventud en “garantía de la continuidad de la lucha”, fortaleciendo la cacareada unión cívico-militar.  Sabemos de sobra lo que esto significa: por un lado, la continuación de la tutela militar sobre la sociedad toda, rasgo omnipresente de este régimen; por otro, el desmoronamiento de la institucionalidad militar, sujeta ahora no sólo a tolerar, sino a formar grupos paramilitares al servicio de intereses particulares, en absoluta violación de la Constitución.  Además, formar batallones de milicias como garantía de la continuidad de la lucha alerta sobre las intenciones del gobierno, acusando su desgaste y crisis de popularidad, de garantizar por vías distintas a la democrática, su permanencia en el poder.
Junto a estos batallones de milicias, el PSUV creará patrullas y brigadas juveniles.  No faltarán las explicaciones y justificaciones que intenten despachar la terminología bélica como un simple recurso retórico, un simbolismo revolucionario.  No obstante, lo cierto es que las palabras importan y el lenguaje también.
Cuando le dicen al pueblo venezolano que habrá brigadas, milicias, patrullas, no queda sino imaginar grupos armados en defensa del partido de gobierno, guapos y apoyados por las mismas instituciones que dicen promover iniciativas como el desarme voluntario a cambio de becas y motos.  Mas aún, cuando le dicen a un chamo con franela roja que va a formar parte de una brigada, de una milicia, ¿qué puede sino imaginarse en un marco de lucha armada y del poder que traen los fusiles frente a los civiles desarmados?
El discurso alimenta la violencia.  Así ha sido durante quince años de incitación al odio, a la división, al conflicto permanente y al enfrentamiento.  Y cuando se acaba la cadena se ve en la calle el resultado: ataques a periodistas, a estudiantes, asesinatos que quedan impunes bajo una boina roja, como los de Génesis Carmona, Robert Redman, Bassil Da Costa y muchos más.
Nuestra juventud sufre más que ningún otro grupo social los embates de la violencia, de la falta de oportunidades, de la crisis de vivienda, del desempleo y el empleo precario.  El gobierno, lejos de ofrecer oportunidades reales para el avance de los jóvenes, atenta directamente contra su potencial.  El déficit de escuelas sigue intacto, el presupuesto para las universidades y la investigación es una burla, la juventud sigue siendo una generación de arrimados, los venezolanos que con mucho esfuerzo se forman afuera quedaron guindando por un gobierno cuyas prioridades están en La Habana y la Fórmula 1.
Como demócratas y progresistas, rechazamos la intención de militarizar la juventud venezolana y la permanente incitación a la violencia y al enfrentamiento de pueblo contra pueblo.  Este modelo, fracasado una y mil veces, le falló a la juventud.  Frente a ese fracaso, nuestra propuesta de una Venezuela libre, de avanzada, incluyente y de oportunidades, en la que los jóvenes, lejos de ser carne de cañón de experimentos fachos, sean los grandes reconstructores que conduzcan al país, finalmente, al Siglo XXI.
@danielfermin

martes, 14 de octubre de 2014

El Nacional: Primero Justicia presentará proyecto de bono de medicinas para pensionados y jubilados


Daniel Fermín, coordinador adjunto de Organización PJ en Caracas / Cortesía PJ

Daniel Fermín, coordinador adjunto de Organización PJ en Caracas / Cortesía PJ

El anuncio lo hizo el dirigente juvenil Daniel Fermín, coordinador adjunto de Organización PJ en Caracas, durante una jornada de recolección de firmas

EL NACIONAL WEB14 DE OCTUBRE 2014 - 05:18 PM

Primero Justicia (PJ) anunció hoy que en los próximos días presentará ante la Asamblea Nacional (AN) el proyecto de ley de bono para medicamentos a jubilados y pensionados con el respaldo de más de 200.000 firmas.
 
El anuncio lo hizo el dirigente juvenil Daniel Fermín, coordinador adjunto de Organización PJ en Caracas, durante una jornada de recolección de firmas realizada hoy en la plaza Brión de Chacaíto.
 
El proyecto fue anunciado inicialmente el pasado 20 de agosto por el diputado Alfonso Marquina y desde entonces la tolda aurinegra colocó puntos amarillos en los 335 municipios del país para recoger firmas.
 
La iniciativa establece una bonificación, cuyo monto es uno de los puntos a debatir por el cuerpo legislativo, que permita a cada pensionado y jubilado costear los medicamentos.
 
Fermín explicó que el proyecto de ley forma parte de la agenda social de PJ y será presentado por iniciativa popular a la AN en momentos cuando Venezuela atraviesa por la peor crisis económica en la historia del país.
 
“La economía está por el piso por el fracaso del modelo gubernamental, la canasta alimentaria aumentó en 90 por ciento que supera los 24 mil bolívares, mientras que el salario mínimo se ubica en 4.251 bolívares”, observó el dirigente político.
 
Consideró que además de la escasez que se observa en todos los rubros y los altos precios la gente tiene que decidir entre la comida o las medicinas.
 
Fermín indicó que el proyecto beneficiará a tres millones de pensionados y jubilados de acuerdo a cifras oficiales y recordó que una propuesta similar prometió el presidente Nicolás Maduro durante la campaña electoral de 2013.
 
“Eso quedó en el olvido pero el proyecto será llevado a la AN por iniciativa popular como se hizo con la Ley Desarme y Ley del Primer Empleo propuestas por PJ”, dijo.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Prioridades rojas (Publicado en Tal Cual y RunRunes)

El país va por un lado y el gobierno por otro.  Los venezolanos vivimos la peor crisis de nuestra historia reciente: la escasez y el desabastecimiento cruzaron del mercado a la farmacia, poniendo en riesgo la vida de millones; la violencia sigue allí, incólume, diezmando a nuestra juventud; el año escolar arrancó con el mismo déficit de escuelas y los mismos salarios de hambre para los educadores; el empleo es insuficiente y precario; la vivienda continúa siendo un drama para la clase media y los sectores populares; los hospitales operan en condiciones deplorables; las misiones sociales están desmontadas; la inflación sigue su marcha invicta; diciembre es una gran incógnita en la que ni el Niño Jesús ni las hallacas están seguros.
Es un panorama desolador, sin duda incompleto, que dibuja apenas una fracción de las penurias que vive la gente en medio de una bonanza petrolera sostenida.  Por eso es mayor la estridencia de los anuncios de un gobierno que perdió la brújula, si es que alguna vez la tuvo.  En pleno brote de dengue y chinkungunya, con escasez de medicamentos y alimentos y la violencia desbordada, Nicolás Maduro anuncia el lanzamiento de un tercer satélite al espacio.  Son millones de dólares que benefician a los chinos y a sus socios en la camarilla gobernante, pero que golpean al pueblo en la boca del estómago.  Es un insulto.
No es la primera vez que las prioridades rojas se alejan de las prioridades de la gente.  Este año se presupuestó 43% menos recursos para los hospitales que el año pasado y la asignación de divisas para el sector salud se redujo en 21,3%.  Ya en marzo no había yodo para tratar el cáncer en los centros de salud.  El gasto militar se llevó por los cachos a lo invertido en electricidad y hemos tenido cuatro apagones nacionales desde entonces.  En mayo, el Tribunal Supremo de Justicia ordenó a Conatel revisar las letras de las canciones de reggaetón.  Como lo lee.  Millones de dólares se van en vallas y campañas propagandísticas en las que intentan convencer, o convencerse de, que “Maduro es pueblo”.  En junio el gobierno asomaba la intención de controlar las redes sociales y, más recientemente, el país se escandalizaba por la actitud botarata de un Maduro que habría gastado dos millones y medio de dólares en cuatro días durante su visita a Nueva York, sin contar los 5 millones de dólares que prometió para el tratamiento del ébola en África y los recursos donados a vecinos del Bronx.  Esta semana el Ejecutivo destinó 80 millones de dólares para remodelar el hotel Alba Caracas.  Prioridades rojas.
De nuevo, es tan sólo una imagen parcial de la irresponsabilidad administrativa del régimen.  Allí falta retratar el presupuesto de gastos personales del presidente, que supera el asignado a varios ministerios y áreas que deberían considerarse de urgente atención.   Cuadro incompleto, pero suficiente para dejar claro que los intereses del gobierno son muy distintos a los intereses del pueblo venezolano.
Entre tanto, la única contraloría que existe es la contraloría social, esa que ejerce la gente organizada en la calle, los partidos, los trabajadores, los gremios, alzando la voz de protesta ante la decadencia, la indolencia y el descaro oficial.  Las instituciones, en especial la Contraloría General de la República y la Asamblea Nacional, nada dicen, nada hacen.  Más bien dejan hacer, dejan pasar.
No sólo no gobierna el pueblo, sino que tampoco gobiernan para el pueblo.  Lo suyo es el control y los privilegios.  Sus prioridades se centran en lo que pueda procurarles lo uno y lo otro.
Venezuela necesita urgentemente un cambio que permita alinear las prioridades del gobierno con las prioridades de la gente.  Para ello es particularmente importante el ineludible reto que se avecina en la forma de las elecciones de una nueva Asamblea Nacional, que controle el gasto, alinee el interés colectivo con el presupuesto nacional y permita que los recursos que son de todos los venezolanos y la fuerza toda del Estado se redirija hacia la resolución de las grandes crisis que vivimos.  Frente a las prioridades rojas, encapsuladas en el beneficio de las cúpulas dominantes, nuestra propuesta de progreso, cuya prioridad es y siempre será el bienestar y el avance de todos los venezolanos.
@danielfermin

miércoles, 1 de octubre de 2014

La metáfora del bien cuidao' (Publicado en Tal Cual y RunRunes)


“¡Bien cuidao’ panita!” vociferó a media cuadra el hombre apenas me bajaba del carro.  Es una calle concurrida, en la que se dibujan una clínica, un viejo colegio, su iglesia y una panadería, de las clásicas de la ciudad.  Quizás por ello no sorprende la presencia de la policía, allí, a escasos metros del agente amateur que dice garantizar la integridad de mi automóvil a cambio de unos cuantos billetes.  Todos los hemos visto, en distintas zonas de nuestras ciudades.  A veces son más parqueros que vigilantes, otras se tornan lava carros y pulidores.  Ya forman parte de lo citadino, de la cotidianidad urbana.
Detrás de la puntualidad de un oficio y sus representaciones se solapan realidades que ponen de manifiesto la crisis que vivimos, la metáfora del fracaso.  El desempleo, que lanza a los venezolanos al rebusque en la calle.  La anarquía, que ha llevado prácticamente a la privatización de los espacios públicos.  La inseguridad, que obliga a los ciudadanos a adaptarse de manera casi evolutiva.  Y, por supuesto, el tema de acostumbrarse, esa palabra que causa terror en los que vemos la desintegración del país.
La dinámica del “bien cuidao’” no es más que una ilusión.  Lo es para él y para ella, en primer lugar, que saben que nada pueden hacer, a la hora de la chiquita, para enfrentar al hampa.  Igual se ganan lo suyo, todos los días, de sol a sol, bregadores de un trabajo callejero hijo de la falta de oportunidades.  Unos les pagan por miedo, pensando que es mejor hacerlo que arriesgarse.  Prejuicios, experiencias negativas.  Otros lo hacen por solidaridad, el venezolano no ha perdido eso ni en el más duro de los momentos.  Pura ilusión, también para el que consiente, temeroso o solidario.  Sabe que de nada sirve si el malandraje se antoja.
Y así va un país todo.  Los venezolanos estamos de nuestra cuenta, sorteando las ruinas de un modelo diseñado para el control y los privilegios, indiferente a los padecimientos de la gente.  El modelo de las apariencias, de los grandes anuncios, como el de aquel cuida carros que, con gran creatividad, me aseguraba unos años atrás: “tranquilo que eso no lo toca ni Chávez”.
Tras 21 planes de seguridad, el país es un constante luto.  Ayer un robo masivo en la estación de metro La Paz dejaba al menos un herido de bala, llevándose por delante la pantomima de militarizar el transporte público y dejando en ridículo el nombre de la estación.  En medio de epidemias de dengue y chinkungunya no hay medicinas para tratarlas, como tampoco hay para los padecimientos crónicos ni para la planificación familiar.  Comida tampoco hay, escasea lo más básico y a la gente se le va la vida en una cola.  Así que no, no estamos bien cuidados, el gobierno nos ha dejado a la intemperie, como si no fuese problema suyo, en un sálvese quien pueda que se nos ha metido hasta los tuétanos.
Por eso necesitamos un cambio radical, lo que está hoy no funciona.  Transformar el Estado para que sirva al ciudadano y no al revés.  Sustituir el show por el trabajo, la irresponsabilidad por la seriedad.  Sólo así avanzaremos hacia una sociedad de progreso, justa e incluyente, sin chantajes.  Esa es la Venezuela que queremos, ese es el país que nos empeñamos en construir.