Caracas, Agosto de 2013
¿QUIÉN MANDA A QUIÉN?
Por Daniel Fermín Álvarez
Por Daniel Fermín Álvarez
Desde que
en 1958 el pueblo recuperara plenamente sus derechos políticos, confiscados
durante diez años por la militarada perezjimenista, no habíamos visto en
Venezuela una arremetida contra la voluntad popular como la que acomete
desde hace algún tiempo el gobierno chavista/madurista.
Tomemos tres casos recientes. El
primero de ellos data de hace cuatro años, cuando la frustración roja por el
triunfo de la Alternativa Democrática en la Gran Caracas llevó al entonces
presidente Chávez a crear una estructura paralela de gobierno que despojaba a
la Alcaldía Metropolitana de funciones y recursos. De esa manera nace, ilegítima y cuestionada,
producto de la malcriadez de quien no sabe perder, la Jefatura de Gobierno del
Distrito Capital. A su cabeza, la
ingeniera Jacqueline Farías, incondicional del presidente de turno.
La
designación de Farías resucitaba el dedazo como método para designar el gobierno
de la Capital. El trabajo promovido por
los mismos rojos años atrás de crear una Alcaldía Metropolitana electa por los
ciudadanos para gobernar Caracas fue tirado por la borda. Luego de criticar por años la manera en que
se nombraba al antiguo Gobernador del Distrito Federal por parte del Presidente
de la República, la merma en la votación oficialista llevó al gobierno central
a olvidar aquello de democracia participativa y protagónica y a abrazar viejos
esquemas que creíamos superados. El
gobierno rojo le despojó así el poder a la gente y desconoció la decisión de
los electores.
Hace cinco
meses volvió el gobierno por sus fueros.
El síndrome de mal perdedor se tradujo esta vez en la creación de una
figura ajena a la Constitución como premio de consolación al candidato derrotado
en las elecciones a la Gobernación de Miranda, Elías Jaua. Así inventaron la Corporación de Desarrollo
Integral del Pueblo del Estado Miranda, con Jaua al frente como “protector” de
la entidad, para intentar desmerecer la gestión de
Henrique Capriles y para financiar el proyecto político de Jaua.
El mes
pasado Nicolás Maduro anunció al país la designación del general Carlos Alcalá
Cordones como ministro de Estado para Región Central. Más burocracia creada a capricho para
establecer otra “jefatura de gobierno” ajena a la elección popular. Alcalá no está solo, pues también en
occidente, Guayana, los llanos, oriente y el territorio insular han sido
creadas “regiones de desarrollo integral”, con “jefes” nombrados a dedo por el Ejecutivo.
Estos tres
casos, la jefatura de gobierno del Distrito Capital, el “protectorado” de
Miranda y las Redi, dejan claro que el llamado “poder popular” promovido por el
gobierno de Maduro, y antes por el de Chávez, no es más que una estafa. Se trata de una etiqueta propagandística que
de popular no tiene nada. Su miedo, cada
vez mayor, a someterse al designio de los venezolanos en las urnas los ha
llevado a crear más y más estructuras paralelas e ilegales. Incluso a los Consejos Comunales, instancia clave del "poder popular", los tutelan desde un
ministerio y los toman en cuenta sólo si obedecen a la línea del partido de
gobierno. Cada día es más evidente que
el PSUV gobierna, no para la gente, sino para el poder, la ambición y la
corrupción. Aunque el establecimiento de estructuras paralelas pudiera lucir como un recurso bajo contra el adversario político, se trata, sobre todo, del desprecio por lo electoral y la subestimación del
votante.
Las
instituciones están secuestradas por una pandilla inescrupulosa. Basta echar un vistazo no sólo a estas
aberraciones que hemos descrito, sino a organismos como la Defensoría del
Pueblo y otros que operan de manera subalterna al Ejecutivo en favor de los
poderosos y en perjuicio del venezolano de a pie. Todo esto hace que el reto que tenemos por delante el 8 de diciembre en las elecciones de alcaldes y concejales sea aun mayor. Debemos salir todos a ejercer de manera
contundente nuestro derecho al voto, ganado a sangre y fuego por una generación
ejemplar de venezolanos aguerridos y amenazado actualmente por los herederos de
las botas y cachuchas de ayer.
Elegiremos a nuestras autoridades locales, las más cercanas al
vecindario, al barrio, a la comunidad.
En ese proceso demostraremos, junto a los vecinos, que es posible el
buen gobierno y reafirmaremos que este proyecto de cambio cuenta con el respaldo de las mayorías, que los venezolanos queremos progreso y exigimos respeto. Este 8 de diciembre
demostraremos con la fuerza de los votos y por si se les olvida a los que
hoy ocupan Miraflores, que aquí manda el pueblo.
@danielfermin
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