lunes, 24 de abril de 2017

sábado, 16 de julio de 2016

La democratización del país requiere negociación y movilización de la sociedad (RunRunes)

Expertos nacionales e internacionales debatieron el jueves 14 de julio en el foro “¿Democratización? La Dinámica del Cambio Político en Venezuela”, acerca de la necesidad de buscar acuerdos a través de procesos de negociación para encontrar solución a los problemas del país.
En el evento organizado por el Centro de Estudio Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEP-UCAB) participaron tres especialistas internacionales: José Woldenberg, expresidente del Instituto Federal Electoral de México durante la transición mexicana; Sergio Bitar, político e intelectual chileno, presidente del Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia; y Abraham Lowenthal, primer director general de América del Centro Woodrow Wilson y fundador de Diálogo Interamericano, experto en transiciones democráticas.
Los tres coincidieron en que la principal característica de los procesos de transición de sistemas autoritarios hacia una mayor democracia es la movilización de la sociedad y una dinámica de negociación entre las distintas fuerzas políticas.
Woldenberg afirmó que el estudio de distintas experiencias demuestra que los cambios políticos que dejan atrás sistemas autoritarios “son procesos donde la movilización social y la negociación se conjugaron de manera virtuosa. Las negociaciones entre las fuerzas políticas no hubiesen ocurrido sin las protestas que, a su vez, se caracterizaron por ser pacíficas y dirigidas por una oposición que siempre tuvo como norte impulsar reformas para garantizar pluralidad política y participación”.
Lowenthal destacó que el estudio de nueve casos de transición en distintos países señala que “se trató de procesos donde fue clave la participación de distintos sectores de sociedad, los sindicatos, la Iglesia y el liderazgo político. En todos hubo el reto de cómo unificar las fuerzas de oposición y marginar a quienes podían descarrilar el proceso y, al mismo tiempo, inducir a las fuerzas del orden autoritario a aceptar los cambios”.
Bitar indicó que “no hay transición sin negociación” y refiriéndose a Venezuela explicó que es vital alcanzar acuerdos que permitan enfrentar la crisis económica que no desaparecería con un simple cambio de gobierno: “Se necesita un piso para que la economía pueda estabilizarse en un contexto donde habría que avanzar hacia una economía post petróleo. Para eso es necesario un diálogo importante”.
Woldenberg plantea que Venezuela es un régimen híbrido que combina una Constitución democrática con prácticas autoritarias y en este sentido “tiene puntos de similitud con regímenes como el mexicano donde fue fundamental plantear la necesidad de la imparcialidad de órganos y procedimientos electorales, condiciones equitativas en cuanto al financiamiento de los partidos políticos y acceso a los medios masivos de comunicación. Además, se evaluó la fórmula de traducción de votos a escaños”.
“Por fortuna en Venezuela no se ha clausurado la vía electoral. Si se tuviera una normativa y una práctica electoral que llenara los requisitos de transparencia, participación, estoy convencido de que el mundo de la representación política sería otro y creo que allí hay una veta a explorar”, dijo Woldenberg.
Los venezolanos frente a la democracia: entre la ilusión y el pragmatismo
El foro también contó con la participación de Daniel Fermín, sociólogo e investigador del Centro de Estudio Políticos de la UCAB, quien indicó que en el momento actual que vive Venezuela es necesario tener en cuenta que “las transiciones no dependen únicamente de acuerdos de élites, aunque estos sean necesarios, la movilización de la sociedad también es importante y la experiencia demuestra que debe tratarse de una movilización no violenta”.
Fermín, quien apuntó que la efectividad de la movilización pacífica de la población es 60% más efectiva que los métodos violentos, confronta el argumento de que no es posible enfrentar un régimen autoritario con métodos democráticos. “Es posible y es más efectivo porque esos cambios tienden a ser duraderos. Cuando los cambios se producen de manera violenta quedan resquemores y lo que se logra en términos de democratización se revierte muy fácilmente”
Juan Manuel Trak, coordinador del Proyecto Integridad Electoral Venezuela del CEP-UCAB, abordó un tema medular: ¿cuán demócratas son los venezolanos? La respuesta partió de una investigación realizada en 2014, que reveló que los venezolanos sentían poco respeto por las instituciones y manifestaban un bajo nivel de tolerancia a las diferencias políticas.
“Para los venezolanos, la democracia es vista como una vía para alcanzar la satisfacción de necesidades materiales; así que cualquier proceso de democratización debe pasar por el fortalecimiento de la efectividad las instituciones”, afirma Trak.
El historiador Ysrrael Camero afirmó que el Gobierno se ha tornado más autoritario “al no contar con el liderazgo carismático de Hugo Chávez, el fracaso socioeconómico, la pérdida del orden público y el derrumbe de la popularidad. Venezuela está en una encrucijada: hay unas fuerzas que promueven a la democratización, pero también hay fuerzas que tienden a la autocratización”.
La historiadora y profesora de la UCV, Margarita López Maya, denominó como “ilusión de la democracia” el período en el cual la renta petrolera permitió complacer a todos los sectores sociales sin necesidad de hacer sacrificios ni establecer consensos reales. Explicó que la crisis actual requiere que los distintos sectores de la sociedad tomen conciencia de que ya no hay renta petrolera para tapar las divergencias y por tanto todos tienen que hacer sacrificios para tener una sociedad más justa y con más libertades.
“Cuando uno está desesperado se aferra a cualquier mesías”, apunta López Maya a propósito de la progresiva militarización de la política nacional. “La democracia tiene su precio: o se compra la democracia o se compra otra cosa. Ya tenemos una experiencia lamentable encima y algo tenemos que aprender de ella; ya tuvimos una crisis similar y salimos buscando un líder carismático; ¿ahora vamos a salir a buscar otro líder igual a ver si nos repite la historia?”.
Ronald Balza, economista, destacó las debilidades que podría enfrentar el país al momento de iniciar una transición que implique cambios en el modelo actual. “Hay grupos vulnerables que dependen del mantenimiento de los controles. Por otro lado habría que plantearse que tras el desmontaje de, por ejemplo, el control de precios, posiblemente la oferta no responda rápidamente por la quiebra de empresas y la falta de inversión que ha habido en los últimos años”.
Entre la audiencia se encontraba el abogado y político Eduardo Fernández. Afirmó que no es posible tener un régimen democrático sin consenso. “Donde no hay diálogo no hay democracia. Aquí hay una creciente militarización y la formación militar es incompatible con la democracia; los militares son formados en el arte de dar y recibir órdenes y la democracia no es eso sino dialogar, promover consensos, entendimientos y tolerancia”.
El rector de la Universidad Católica Andrés Bello, s.j. José Virtuoso, explicó que este tipo de encuentros impulsan la búsqueda de fórmulas para “institucionalizar nuestra democracia, crear canales efectivos para la participación a través de reformas electorales, compaginar la democratización con la inclusión y devolver a los civiles a un papel preponderante en la sociedad”.

http://runrun.es/nacional/270588/la-democratizacion-del-pais-requiere-negociacion-y-movilizacion-de-la-sociedad.html

jueves, 30 de junio de 2016

Boycott, conflict and change: Can Venezuela's president be unseated peacefully? (Publicado en Open Democracy)

DANIEL FERMÍN 30 June 2016
Venezuelans want to resolve the 'dangerous' crisis in their country in a peaceful, democratic, constitutional and electoral manner. Will President Maduro's regime continue to boycott that possibility? Español
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Opposition members chant in Caracas Venezuela. Credit: Fernando Llano/AP/Press Association Images. All rights reserved.Opposition members chant in Caracas Venezuela. Credit: Fernando Llano/AP/Press Association Images. All rights reserved.On December 6, 2015, the Venezuelan opposition won control of the National Assembly (AN) for the first time since chavismo rose to power, 17 years ago. In a landslide victory, the Democratic Unity Roundtable (MUD) achieved 112 of the 167 seats in Parliament. It was truly an unprecedented event that goes beyond the normal implications of a political power shift.
To understand the magnitude of this occurrence, we must refer to the political structure in revolutionary Venezuela. In 1998, Hugo Chávez won the presidency promoting his Bolivarian Revolution, which in 2006 he labeled as Socialist. A new constitution was drafted, that saw the classical three-branch model of government extended to five. Thus, Venezuela is now divided in the Executive, Legislative, Judicial, Moral and Electoral branches.
Can a weakened chavismo govern without a docile congress?
In practical terms, however, these distinctions mattered little. Chávez’s power, cemented on charisma and oil prices over $100 per barrel, extended to his control over all five branches of government. More so, revolutionary officials began referring to the democratic principle of separation of power as counterproductive to the consolidation of the revolutionary system. Such was the case of Luisa Estela Morales, former Chief Justice of Venezuela, who in 2009 declared that separation of powers weakened the state.
For 17 years, the Venezuelan parliament was perfectly aligned with the executive, and the case could be made that it was subservient to it. That is the key to understanding why the MUD’s triumph was so significant in changing the political landscape in Venezuela. Can a weakened chavismo govern without a docile congress?
The aftermath of December 6 has been characterized by a systematic attack on the National Assembly by the socialist regime and its institutions. The Supreme Tribunal of Justice (TSJ) has been the go-to institution to neutralize the constitutional powers of the assembly. Popular support is at an all-time low, but chavismo had planned for this ahead of time. Two months before the legislative elections, and violating several constitutional provisions, the then government-controlled National Assembly led a speedy and irregular process to appoint new, party loyal, justices to the TSJ.
The actions of the Supreme Tribunal have constituted a true boycott of the National Assembly in favor of the executive power.  In six months the tribunal has:
- stopped three congressmen from the indigenous Amazonas state from swearing in, preventing the opposition from exercising its supermajority- declared numerous bills passed by the new AN as unconstitutional, including an amnesty law intended to free political prisoners and a law to give homes to beneficiaries of government housing programs- approved special powers for the president, over the AN’s negative decisions
- limited the assembly’s constitutional task of controlling the government, by excluding the other branches and the Armed Forces from being subject to interpellation from the assembly
The opposition had run its campaign on two main issues: the economic crisis and political change, specifically change of government. 
The strategy seems to aim in two directions: The first one, to render the assembly useless, both in practical terms as well as in the eyes of the Venezuelan citizens. This has been a recurrent practice of the regime. In 2013, when the opposition won the Metropolitan Mayoralty of Caracas, the executive drastically reduced its competences, awarding them to a new, non-elected office, created for the occasion, known as the Head of Government of Caracas, directly appointed by the president. When government forces failed to oust former opposition presidential candidate Henrique Capriles as Governor of Miranda state, a new 'protectorship' of the state, named Corpomiranda, was granted to the losing candidate, with a higher budget than the elected -- and constitutional -- office of Governor. 
The second direction is to make the opposition-controlled National Assembly seem co-responsible for the severe crisis in Venezuela. In the months after the election, government campaigns have often cited the fact that, despite its electoral promises, the opposition hasn’t been able to turn the situation around, even though they are now 'in power'. This is, of course, misleading, as the National Assembly does not have the competences to dictate changes in government policies and the bills passed in that direction have been boycotted by the TSJ.
Chávez’s death coincided with the end of the latest oil price boom, and Mr. Maduro was left with a bill he couldn’t pay.
The opposition had run its campaign on two main issues: the economic crisis and political change, specifically change of government. With its legislative initiatives repeatedly shut down by the TSJ, the assembly focused on constitutional alternatives to remove President Nicolás Maduro from power. After pondering different mechanisms, such as a constitutional amendment to shorten Maduro’s term, and the president’s resignation, the opposition settled on a Recall Referendum. This has been met by, again, many obstacles, coming from the TSJ and now, also, from the National Electoral Council (CNE), controlled by the regime. The process to activate the referendum has been severely stalled by new, discretionary steps and regulations, in an effort to avoid an election that Maduro would surely lose, according to the polls.
How did we get here? The nature of the Venezuelan crisis
But how did chavismo, an electoral powerhouse that easily won the vast majority of all elections in the last 17 years, end up in this situation, evading a new vote at all costs? The answer lies in the collapse of the economic model promoted by the regime and the severe crisis it generated. The Venezuelan socialist economy relied exclusively on oil exports and sustained high oil prices. In 17 years, chavismo failed to diversify the economy, and instead saw thousands of industries and businesses close as the state increased its hold on the economic sector, relying on imports instead of national production. Chávez’s death coincided with the end of the latest oil price boom, and Mr. Maduro was left with a bill he couldn’t pay.
The regime’s support has eroded, even among chavistas.
The Venezuelan crisis is the worst in the country’s history. According to a recent poll carried out by the Center for Political Studies at Andrés Bello Catholic University, 86% of Venezuelans perceive the situation as being negative. 62% think it will only get worse in the next twelve months. The main concerns are food and medicine scarcity and rising crime rates. Venezuelans have grown accustomed to long queues in order to access the most basic needs, the majority of which they can’t find, even after spending hours in line. Over 60% of the population blames the government and the president directly for the crisis, and while 51% say they trust the National Assembly, only 26% claim to have any in the president.
The regime’s support has eroded, even among chavistas, with over half of them claiming to be followers of the late Chávez, but not of Maduro. According to a study by Venebarómetro, 68% of Venezuelans want elections to remove Maduro from power and 61% think he should resign. In regards to a Recall Referendum, this poll shows that Maduro would lose 60% to 28%. As for the actions of the Supreme Tribunal, 40% believe its actions constitute a direct boycott of the National Assembly, and an additional 22% expressly indicate that the TSJ acts on behalf of the president.
Poverty has risen to 48%, according to official data. Comparatively, it stood at 45% in pre-Chávez 1998. According to other estimates, calculated by the three most renowned Venezuelan universities, poverty has shot up to 70% of the population. The Venezuelan Observatory of Social Conflict registers 21 street protests a day, most of them having to do with food scarcity, social matters and the collapse of public services such as electricity and water, both controlled by the state. International reserves stand barely at $12 million and inflation has been calculated to be at anywhere from 300% to 1000% by the end of 2016. Jobs, infrastructure, quality of life have all deteriorated.
Where we’re at and what lies ahead
2016 has been a year of crisis and conflict in Venezuela. Institutionally, we bear witness to a clash between branches of government. One, the National Assembly, aspiring to control the government and push for political change. The other four, along with the ever-present Armed Forces, dead-set on defending the satus quo and weathering the storm.
The regime is finding it more and more difficult to outright stop a Recall Referendum by the opposition, as the MUD has overcome every obstacle thrown its way and complied with all the steps required to activate this constitutional mechanism. Therefore, the Bolivarian government has its sights set on deferring the referendum to 2017. The reason being that Venezuelan laws indicate if Maduro were to be recalled before 2017, elections would have to be held within 30 days to choose a new president. However, if the referendum were to take place after January 10, 2017, then no new elections would take place, and the vice-president would assume office for the remainder of the term, until 2019. This would keep chavismo in power regardless of the electoral results. Former assembly president and government party strongman, Diosdado Cabello, has already explained a formula to bring Maduro back to power, should he lose the referendum: The recall would take place in 2017, and whoever is vice-president would then assume the presidency, appoint Maduro vice-president, and resign, resulting in Maduro being, once again, president. This is blatantly undemocratic and constitutes a mockery out of the spirit of the constitution, but it’s also the logic and framework chavismo is working with.
Meanwhile, the crisis deepens. Scarcity is everywhere, and not even the black market can supply Venezuelans with basic products and services. Crime is up; looting of food and supplies is up, with over 254 cases in the first five months of 2016. Violent backlash by police and military forces against peaceful demonstrations is increasing, with several wounded and at least three deaths in separate incidents in the last week. The institutional conflict between the National Assembly and the regime-controlled branches of power is also reaching dangerous levels, with opposition members of Congress being violently attacked on several occasions not only by military and police forces, but also by paramilitary armed groups that support the government, calledcolectivos, as the president threatens to indict the members of the assembly for treason for asking for the right to speak at the Organization of American States.
Many ask if Venezuela is going through a transition. One would have to question where to. At this time, it is unclear if Venezuela is transitioning from a hybrid regime to a more autocratic one, or if this is a slow and difficult transition to democracy.
Many challenges lie ahead, for the National Assembly and for Venezuelan democracy in general. The first and most important one is resolving the economic crisis and, especially, finding ways to do so without shock measures that would greatly affect the majority of Venezuelans who live in poverty. The rebuilding of effective and responsive democratic institutions, guided by clear rules and law, is another major challenge, as is the reconstruction of the political community in a country where government and opposition parties have no relations at all and refuse to sit down with one another.  
Venezuela is in turmoil, and Venezuelans want change. Over 98% of Venezuelans, according to UCAB’s study, value elections as the preferred means to achieve that change. Venezuelans want to resolve the crisis in a peaceful, democratic, constitutional and electoral manner. Will the regime continue to boycott that possibility? If so, what can we expect in a country where social tensions rise every day as the government seems incapable of satisfying its citizen's demands? What role will the National Assembly have in this process, and will it finally find a way to exert its clear majority? In all, it is a very dangerous scenario, in which, today, we have more questions than answers.
This article is published in association with the Westminster Foundation for Democracy, which is seeking to contribute to public knowledge about effective democracy-strengthening by leading a discussion on openDemocracy about what approaches work best. Views expressed herein do not necessarily reflect those of WFD. WFD’s programmes bring together parliamentary and political party expertise to help developing countries and countries transitioning to democracy.
About the author
Daniel Fermín(Twitter: @danielfermin) is a researcher at the Center for Political Studies, Andrés Bello Catholic University (UBAC) in Caracas, Venezuela.
Daniel Fermín es Investigador Centro de Estudios Políticos Universidad Católica Andrés Bello Caracas, Venezuela. Twitter:@danielfermin


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domingo, 29 de mayo de 2016

Clase magistral sobre la Democracia en Venezuela, a cargo del profesor Daniel Fermín en la manifestación de las Universidades

El 26 de mayo de 2016, estudiantes, profesores y trabajadores salieron a las calles a protestar en defensa de la Universidad venezolana. El profesor Daniel Fermín fue invitado por los estudiantes a ofrecer una clase magistral sobre la democracia en Venezuela. Esta nota recoge su intervención frente al piquete de la Policía Nacional Bolivariana, dispuesto para impedir el paso de la manifestación hasta su destino previsto: el Ministerio de Educación Universitaria.
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“En la Universidad valoramos las clases. Por eso estamos hoy aquí. Me invitaron a dar una clase sobre democracia y aunque me toca a mí estar de pie frente a este grupo, son todos ustedes los que hoy están dando una genuina y contundente clase sobre democracia en las calles de Caracas y de toda Venezuela.
Quiero saludar a todos los jóvenes. A los que tengo a mi izquierda, jóvenes universitarios, comprometidos con su Universidad, con la democracia, con el país, luchadores por un cambio que permita una Venezuela distinta, con oportunidades e inclusión. Se habla mucho de una juventud supuestamente apática, que no se involucra, aquí está el desmentido. Decía el maestro Gallegos que “tanto más se pertenece uno a sí mismo, cuanto más tenga su pensamiento y su voluntad, su vida toda, puesta al servicio de un ideal colectivo”. Eso vemos hoy aquí.
También quiero saludar a los jóvenes que tengo a mi derecha, que decidieron dedicar sus vidas a la protección de la integridad, la vida y los bienes de los venezolanos, con todo en contra, con todas las frustraciones de un sistema que no sirve, que suelta a los malandros al día siguiente, que no administra justicia.
Clase democracia 2
Somos los mismos. Tenemos los mismos problemas. Vemos a nuestras mamás llegar cansadas de la cola con las manos vacías, a nuestras parejas sufrir por pañales, sufrimos nosotros por medicinas. Todo está roto. Somos los mismos. Nos quieren poner a pelear. Pueblo contra pueblo, jóvenes contra jóvenes. Eso no lo podemos permitir.
Se paran los pelos al pensar que en estas mismas calles en 1928 unos chamos dijeron no más. No más a una dictadura terrible y a un dictador cruel y prepotente. Y lo hicieron, no con violencia, sino con la creatividad y la inventiva de la juventud, con su irreverencia, esa que ofende a quienes se creen amos de la gente. Los alimentaba la llama de la libertad y el convencimiento de que solo en democracia podrían alcanzar su desarrollo y su progreso. Y es que, dejémoslo claro, no hay desarrollo económico, no hay desarrollo social ni progreso posible sin democracia. Sufrieron cárcel, exilio, tortura, muchos murieron. Pero no se amilanaron. Años después, esos jóvenes, ya no tan muchachos, lograron la democracia para Venezuela.
Pero volvió la oscuridad. Las garras de la dictadura mantuvieron a Venezuela en las tinieblas por 10 años más. Pero todo tiene su final y en 1958 el dictador huyó, como huyen los cobardes, a los brazos de otro dictador caribeño.
En democracia floreció el país. La movilidad social, los indicadores económicos y sociales… Quienes estamos aquí somos testimonio de eso. Nuestros abuelos vinieron del campo, nuestros padres bajaron del barrio y nuestras abuelas vinieron de la guerra sin nada, y salieron adelante. En democracia floreció la alfabetización, la educación y, por cierto, que lo sepa el mundo: el gobierno venezolano prohibió a los niños ir a la escuela los viernes. Hoy los niños se ven en las colas de los mercados y en los sitios de trabajo porque sus mamás no tienen donde dejarlos. En 1958 había solo 3 universidades, la democracia hizo posible que, para 1998, en Venezuela existieran más de 160 casas de educación superior en sus distintas modalidades.
Pero la democracia hay que cuidarla, perfeccionarla. La crisis de la democracia abrió las puertas nuevamente al autoritarismo. Pero hoy todo el pueblo quiere un cambio, y se encuentra con unas barricadas que han levantado contra ese deseo de cambio. Los venezolanos queremos elegir, queremos que la Universidad se valore en su justa medida. Nos han pretendido decir que la Universidad es un colegio grande, donde solo importa ir a clases y firmar asistencia, ignorando que la universidad es el espacio por excelencia para el pensamiento plural, para la diversidad, para la investigación y la generación de conocimiento útil para la sociedad. Como no han podido controlarla, intentan asfixiarla. Pues aquí está la Universidad presta para luchar. En la medida en que se valore la Universidad, saldrán de las universidades venezolanas los innovadores del siglo XXI, los que curen enfermedades terribles que hoy la ciencia cree incurables, los que desarrollen nuevas vías para promover el desarrollo y superar la pobreza, que es nuestro gran reto como sociedad.
Clase democracia 3
Así que, señor presidente, tiene usted la palabra. Atrévase a contarse, a convencer en lugar de imponer, sométase a la voluntad del pueblo. Señores de la FANB, el artículo 328 de la Constitución dice: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y la ley. En el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna…”. Decidan ustedes si responden a este, que es el libro de todos, o si responden a intereses ajenos a los intereses del pueblo. Señoras rectoras del CNE, tienen ustedes la palabra, permitan que el pueblo se exprese en paz. Tienen la palabra. Pero sobre todo recuerden que en democracia siempre, siempre, la última palabra la tienen ellos y ellos. En democracia la última palabra la tiene, siempre, el pueblo. Muchas gracias”

Venezuela clashes continue as economic collapse looms

Comparto mi participación en el programa World Insight, del canal chino CCTV.

Inside Story - Is Venezuela on the brink of collapse?

Comparto mi segunda participación en Inside Story, por Al Jazeera English, sobre la situación venezolana.

miércoles, 16 de marzo de 2016

El chavismo vive su peor hora, tres años después de la muerte de su líder (El País de Colombia)


 | Autor: 

El chavismo vive su peor hora, tres años después de la muerte de su líder
El presidente Hugo Chávez, ante de morir le dio la bendición a Nicolás Maduro para que fuera su sucesor, pero hoy su legado peligra por la gestión de este y las disputas internas en el chavismo. 
Elpaís.com.co l AFP
Tres años después de aquel 5 de marzo de 2013, cuando Nicolás Maduro anunció a los venezolanos la muerte del  presidente Hugo Chávez,  tras haber  perdido  la batalla contra el cáncer, la dirigencia chavista quiere aprovechar  la  fecha  para movilizar a sus bases y tratar de cerrar filas en torno al sucesor del desaparecido líder.
Para ello se han dedicado, desde el sábado y por una semana, a realizar diferentes actos y homenajes. Sin embargo, la tarea luce cuesta arriba.
Problemas como la escasez de alimentos y medicinas y la inflación no han hecho sino agravarse en los primeros meses del año, lo que ha llevado a que todas las encuestas muestren que el 80% de los venezolanos reprueban la gestión presidencial. 
Además la derrota en las parlamentarias, donde el oficialismo no solo perdió el control de la Asamblea Nacional sino que se quedó con menos curules de los que tenía la oposición,  no  ha sido superada y  está sacando a la luz las divisiones que hay en las filas de la llamada Revolución Bolivariana.
La semana pasada el país se sorprendió al conocer la noticia de que 9 militares que participaron en la intentona golpista del 4 de febrero de 1992, con la que Chávez se dio a conocer nacional e internacionalmente, difundieron una carta donde le exigieron a Maduro su renuncia, al considerar que se ha apartado del proyecto revolucionario original y su gobierno. 
“Ha devenido (…) en una autocracia que ha llevado al país a unos niveles impensados de anarquía, anomia, oclocracia y desinstitucionalización, cuyas consecuencias (…) han sido que el ciudadano común se haya convertido en víctima de la inseguridad personal y jurídica, impunidad, hiperinflación, desempleo, pérdida de la capacidad adquisitiva, hambre, depauperación y disminución extrema del nivel de calidad de vida, una permanente confrontación fratricida y la pérdida de los valores que caracterizaban a nuestra sociedad”, dicen.
Para el investigador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Daniel Fermín; y el politólogo de la Universidad Central de Venezuela, Carlos Raúl Hernández, este gesto -impensable en tiempos de Chávez- demuestra que en el oficialismo hay quienes están conscientes de la gravedad de la situación y de los riesgos que supone para su pervivencia como actor político.
“Lo que estamos viviendo es la consecuencia lógica de una política ilógica. Esto es lo que el chavismo llama el legado, el legado es que tengamos que hacer cola por papel de baño, por harina de maíz para las arepas, el legado es la inflación galopante y eso ha acelerado el desgaste sistemático que venía sufriendo el oficialismo desde 2006”, afirmó Fermín. 
Para el politólogo,   ese legado está poniendo en riesgo la permanencia en el poder del chavismo, “por eso luego de las elecciones del 6 de diciembre la disidencia chavista y el chavismo puertas adentro han comenzado a buscar culpables. No debería extrañar que la última carta que utilicen sea endosarle a Maduro el fracaso de esta etapa de la revolución para salvar al movimiento”.
En similares términos se pronunció Hernández. “Todo el que tenga un poco de sentido de conservación política sabe que Maduro es incapaz de dar el viraje que requiere el país y que, si no hay un cambio, eso podría conllevar a la pérdida del poder no solo central, sino a convertir ese movimiento en polvo y yo creo que hay gobernadores y alcaldes interesados en seguir en sus gobernaciones y alcaldías”.
¿Rebelión en la granja?
Semanas atrás el presidente de la Asamblea Nacional, diputado opositor Henry Ramos Allup, en el debate sobre la Ley de Amnistía tocó el tema de las divisiones en el oficialismo. 
“Ustedes saben la procesión que llevan por dentro: 3 grupos militares conspirando y 4 en el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) cayéndose a cuchillo y forzando la renuncia de Nicolás Maduro”.
Para los analistas, las palabras de Ramos Allup dan sustento a sus opiniones. Sin embargo, al preguntarles quiénes podrían liderar los grupos que estarían presionando a Maduro para que  dimita y  se convoque a  elecciones, ambos apuntan al exministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres.
“Esos dirigentes chavistas que en un momento apoyaron a Maduro pensado que podían separarse de él cuando lo consideraban conveniente, no contaron con que el deterioro iba a ser tan rápido y por ello gente como Diosdado Cabello tienen muy complicado pretender dirigir al chavismo luego de Maduro, porque la suerte de  este está muy atada a la suya debido al apoyo que le dio en todos estos años para garantizarle su estabilidad. Lo mismo le ocurre al gobernador Tareck El Aissami y a toda la cúpula del PSUV”, afirmó  el profesor Daniel Fermín.
Carlos Hernández respalda esta tesis. “Rodríguez Torres es un tipo que está menos salpicado por este desastre y seguramente tendría más capacidad para movilizar a las bases del chavismo en una eventual era post Maduro.  Además viene hablando de constituir un Gobierno de unidad nacional”.
El exrector de la Universidad Católica Andrés Bello, el sacerdote jesuita Luis Ugalde, planteó hace dos años que “es inevitable un gobierno de transición salido del chavismo” y recordó el caso de España luego de la muerte del dictador Francisco Franco, donde la transición la condujo alguien de su propio régimen: Adolfo Suárez.
Desde que Maduro lo sacara del gobierno, Rodríguez Torres se ha estado reuniendo con bases del chavismo, organizaciones de izquierda aliadas al PSUV y con sectores abiertamente enfrentados al oficialismo como  empresarios o  comunidades religiosas, según admiten  fuentes cercanas al exfuncionario, quien fue uno de los militares que acompañó a Chávez en la intentona golpista del 92.
“Miguel ha estado visitando el país, ha  conversado con distintos sectores porque entiende el problemón en el que estamos metidos y sabe que hay que tomar medidas, algunas duras para evitar que se pierda la Revolución, y gracias a su gestión en el Ministerio del Interior es visto por muchos, incluyendo a la comunidad judía y a grandes empresarios, como el que puede liderar una eventual transición”, dijo un colaborador del exministro, quien agregó que este tiene el visto bueno de un amplio sector militar.  
Reclamo 
  • En 2015 en Venezuela se registraron 287 saqueos o intentos de saqueos, afirmó en su último informe anual el Observatorio de Conflictividad Social, organización dedicada al estudio de la protesta social en el país.
  • Venezuela, que obtiene 96% de sus divisas del crudo y es altamente dependiente de las importaciones, soporta una acelerada inflación (180,9% en 2015) y escasez de dos tercios de los productos básicos, además de un enorme hueco fiscal que cálculos privados sitúan en 20% del PIB.
Futuro incierto
Los analistas se mostraron preocupados por el futuro inmediato, pues la caída de precios del petróleo y la parálisis del aparato productivo impiden al Gobierno atender todas las necesidades del país, lo que  puede terminar convirtiéndose en bomba de tiempo.
“La gente habla del Caracazo (el estallido social registrado entre febrero y marzo de 1989 y en el que miles murieron debido a la represión militar), pero resulta que todos los días tenemos pequeños caracazos en el país debido al malestar que hay en la población por la escasez de alimentos, medicinas y otros productos, y  el Gobierno en lugar de tomar medidas para corregir esa situación insiste en su rumbo y se niega a aceptar que ya no es mayoría y a bloquear cualquier iniciativa de la Asamblea Nacional, lo cual eso es muy peligroso”, alertó  Fermín.
Para el analista Hernández, de la dirigencia chavista dependerá si la salida a la crisis venezolana es “más o menos traumática” y para conseguir que el desenlace sea lo más llevadero posible llamó a la oposición a tender puentes con el chavismo disidente.

http://www.elpais.com.co/elpais/internacional/noticias/chavismo-vive-su-peor-hora-tres-anos-despues-muerte-su-lider